Imagen: Tom West
Si seguís páginas de marketing quizás conozcas a Surreal. Es una empresa británica que vende cereales. ¿Por qué la menciono? Porque usan una excelente técnica de marketing: Vender a través del humor.
Como menciona Telefónica en un artículo: «Los anuncios graciosos se recuerdan un 90 por ciento de las veces». ¿El problema? Según ese mismo artículo, «Solo el 20 por ciento de los responsables de comunicación reconoció incluir el sentido del humor en sus campañas».
Surreal es el caso opuesto. Todas las campañas que hacen son graciosas. Sería muy difícil encontrar algún anuncio de surreal que sea frío y serio. Sobre todo usan el meta-humor, hacer referencias al propio anuncio. Como un guiño a la audiencia.
Mirá este ejemplo: Forma parte de una serie de carteles en los que le hablan a gente que se dedica al marketing. En este caso los «provocan» con una fuente de texto infame que luce infantil.
En vez de crear un anuncio persuasivo, lazan una pieza con un llamado a la acción perezoso. Te dicen a la cara que compres el cereal. Sin ningún tipo de sutileza. Y eso es algo tan disruptivo e inusual que resulta gracioso.
Son como los antichistes alemanes cuya gracia es que no tienen gracia. Acá va un ejemplo. «Dos hombres van caminando por el desierto. Uno dice: “Ahora déjame a mí ir en el medio». ¿Tiene algún tipo de remate? No. ¿Tiene mucho pienso detrás? Tampoco.
Surreal le habla a una audiencia joven que entiende esa clase de humor. Gente que se la pasa en internet y se ríe de cosas que para otras generaciones son absurdas. Así como los antichistes alemanes, estos anuncios son graciosos porque no son graciosos.
O sea que si querés crear contenido o anuncios más memorables, probá con el humor. A lo sumo te volvés viral como Surreal y atraés gente que espera impaciente que le vendas algo.